lunes, 10 de diciembre de 2007

QUÉ CREEMOS

En la iglesia cristiana "Emanuel", lo que creemos nos define como cristianos.
Hacemos diferencia en las creencias esenciales y las que no lo son.
En las escenciales mantenemos unidad, en las no escenciales tenemos libertad y respetamos la autonomía de las demás.
En nuestras creencias, nuestro criterio es mostrar amor (efesios 4:4-6; Romanos 14:1; 4, 12, 22 y 1ra. de Corintios13:2).
Nuestro deseo es practicar únicamente lo que la biblia enseña.
DIOS: Creemos en un solo Dios creador del cielo y la tierra y todo lo que en ellos hay (genesis 1:1; Isaías 24:5; Apocalipsis 10:6; Salmos 102:25-26).
Él rige el universo con su poder y autoridad. Ha existido eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo.
Ambos de la misma escencia y naturaleza (Juan 10:30; Hechos 5:3).
Él es Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente.
No ha dejado solo al mundo, Él está presente en la historia, siendo inmutable. El mundo cambia, Él no.
Dios es una persona, no una fuerza activa o cósmica; la naturaleza no es Dios, tampoco el hombre.
Él es soberano y no está limitado por nada, Él está en el cielo y nosotros en la tierra (Eclesiastés 5:2).
Él no depende de nuestras palabras o de nuestros actos, nosotros dependemos de Él (job 14:1-6). Dios es espíritu y le adoramos en espíritu (Juan 4:24).
JESUCRISTO: Creemos que Jesucristo es el hijo de Dios, igual al Padre en escencia. Es hijo unigénito (Juan 3:16), Dios no tiene otro hijo, ni Jesús otro hermano.
Ningún ángel comparte su divinidad, porque Jesús no es un ángel y nunca lo ha sido.
Los ángeles le rinden adoración porque siendo Dios es creador (Hebreos 1:5-14) y uno con el Padre (Juan 10:30).
Él no es ninguna reencarnación de algún "iluminado" de la antigüedad.
No es hermano de Lucifer, ni el arcángel Miguel.
Él no es un ser creado, es el creador (Juan 1:3; hebreos 1:10-12), ha existido siempre con el Padre, sin principio ni fin (Juan 1:1).
Jesucristo es la encarnación de Dios para vivir entre nosotros y darnos redención (Lucas 1:35; Juan 1:14; Filipenses 2:6-7; 1ra. de Timoteo 3:16).
Vivio una vida sin pecado y se ofreció a si mismo en la cruz como sacrificio perfecto por nuestros pecados.
Murió, fue sepultado y resuscitó al tercer día, ascendió al cielo y volverá otra vez a la tierra para reinar como Rey de reyes y Señor de señores (Isaías 9:6; Juan 1:1-5; !ra. Corintios 15:3-4; Hechos 1:9-11).
Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres (1ra. de Timoteo 2:5), no es María, aunque nació de ella, no son los Apóstoles, aunque anduvieron con él.
EL ESPIRITU SANTO: Creemos en el Espíritu Santo como la tercera persona de la trinidad.
El Espiritu Santo es igual en escencia al Padre y al Hijo. Es una persona, no "una fuerza activa", posee intelecto (1ra. de Corintios 2:11; Romanos 8:27), Voluntad (1ra. de Corintios 2:11) y sentimientos (efesios 4:30; Hechos 16:6-11).
Sus funciones son convencer al mundo de pecado de justicia y de juicio (Juan 16:7-11); lleva al cristiano hacia la madurez espiritual (2da. de Corintios 3:18) y capacita a los cristianos con uno o más dones espirituales (1ra. de Corintios 12:1-11).
El Espiritu Santo vive en el cristiano desde el momento de su conversión.
Él es el poder para nuestro testimonio y nestra adoración a Dios (Hechos 1:8; Efesios 5:18).
No necesitamos una segunda experiencia de bautismo con él, lo que necesitamos es llenarnos de él, cada vez más (1ra. de Corintios 12:13).
El Espiritu Santo es Dios, posee omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia (1ra. de Corintios 2:11-12; Salmos 139:7; Job 33:4; Zacarías 4:6).
LA BIBLIA: Creemos que la Biblia es la palabra inerrante e infalible de Dios.
Fue escrita por hombres, bajo la guía del Espiritu Santo.
Es la suprema y única verdad para la práctica de la fe y las creencias.
Carece de errores porque Dios la inspiró (2da. de Timoteo 3:16; 2da. de Pedro 1:20-21; Salmos 119:160).
No hay una perla de gran precio, un manual de doctrinas y convenios, ni un manual de estudio de las escrituras que puedan hacernos sabios, solo la Biblia.
La Biblia convierte, hace sabio al sencillo, alegra el corazón, alumbra los ojos, limpia nuestro camino, nos guarda del pecado, santifica, sobreedifica, perfecciona y dignifica (Salmos 19:7-8, 119:9,11; Proverbios 30:5; Juan 17:5; Hechos 20:32; 2da. de Timoteo 3:16-17; Colocenses 1:9-10).
No contiene contradicciones, cada una de sus partes están en perfecta armonía.
Para nosotros es la única palabra de Dios.
EL HOMBRE: Creemos que el hombre es creación de Dios, distinto al resto de la creación.
Dios puso su imagen en él, no en la naturaleza.
De él Dios dijo "Hagamos, y , señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra" (Génesis 1:26-27).
Fue creado a la imagen de Dios para ser su representante en la creación.
Tiene una parte material y una inmaterial (génesis 2:7), pese a todo ello, el hombre cayó en pecado, desobedeciendo a Dios ( Génesis 3), su relación con Dios terminó, viendose en la necesidad de un Redentor para que su relación con Dios sea restablecida (Isaías 59:2).
No hay ninguna justicia en él como mérito para merecer la salvación (Romanos 3:9-18).
Recobra su estado original naciendo de nuevo y alcanza el perdón de Dios, convirtiéndose en nueva criatura (Juan 3:3; 2da. de Corintios 5:17).
Si rechaza la salvación de Dios, estará en el infierno; si lo acepta, estará con Cristo en el cielo (Juan 3:16-18; Romanos 3:23, 6:23; Apocalipsis 20:15, 2:18; Juan 14:1-3).
LA SALVACIÓN: La salvación es una obra de Dios sin méritos de nuestra parte, y se hace posible por medio del sacrificio de Jesús en la cruz del calvario (Efesios 2:8-9; 1ra. de Corintios 15:1-3).
La salvación se obtiene por la fe en Jesucristo, volviéndonos a él en arrepentimiento y conversión, obteniendo así el nuevo nacimiento (Hechos 2:38-39, 3:19; Juan 3:3).
La salvación es un paquete que incluye elección, predestinación, llamamiento, justificación y glorificación (Romanos 8:29-30).
Es una salvación segura, no se pierde porque está garantizada por el sello del Espiritu Santo (Efesios 1:13-14).
A un verdadero cristiano nada le puede separar ya de Cristo (Romanos 8:31-39) porque la salvación es un evento que se realiza por la fe en Jesús (Juan 5:24, 10:27-29).
La salvación no se obtiene perteneciendo a una organización religiosa, no por guardar un día, no por dar limosnas, no por adquirir conocimientos bíblicos.
La salvación es solo por la fe en Jesús (Hechos 4:12).
NUESTRA ESPERANZA EN EL FUTURO: Creemos que Jesucristo volverá por segunda vez a la tierra, para reinar como Rey de reyes y Señor de señores (Hechos 1:9-11) y guzgará a los vivos y a los muertos (2da. de Timoteo 4:1; 1ra. de Pedro 4:5).
Todo ojo le verá (Apocalipsis 1:7-8); previamente aparecerá en las nubes para llevar a su Iglesia al cielo (Juan 14:1-3; 1ra. de Tesalonicenses 4:13-18).
Nuestras obras cristianas serán examinadas en el tribunal de Cristo en el cielo, para ser premiadas o anuladas (2da. de Corintios 5:17; 1ra. de Corintios 3:6-15).
Seremos unidos a él para siempre en las bodas del cordero (Apocalipsis 19:1-10).
Al volver a la tierra, Jesús establecerá su reino por mil años, donde Satanás estará atado , y la Iglesia reinará con él.
Cuando los mil años se cumplan, vendrá el juicio final para los incrédulos y Jesús y su Iglesia estarémos para siempre con él en la Ciudad Santa, llamada la nueva Jerusaén (Apocalipsis 20:1-22).
¡Gloriosa Esperanza!, No esperamos Armagedón, ni al Anticristo; ¡esperamos a Jesús!.

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