lunes, 10 de diciembre de 2007

MISIÓN

Anunciar a las personas el evangélio de Cristo e integrarlar a la comunión de la iglesia, para edificarlas con la verdad, por la acción del Espiritu Santo, a fin de que sirvan al prójimo y magnifiquen en todo a Dios.
Que toda persona ame y glorifique eternamente a Dios en todo lugar, por sobre todas las cosas, findiéndose íntegramente a su voluntad, en virtud de lo que él es y ha hecho.
Asumir con gozo la responsabilidad de ser embajadores de Cristo al anunciar el evangelio de salvación, constantemente, a toda persona, en todo lugar donde haya necesidad, con todos nuestros recursos y sin reserva alguna.
Generar programas vivos de servicio a la comunidad, que demuestren el amor de Dios a la gente, con humildad y excelencia, supliendo sus necesidades físicas y espirituales, teniendo como modelo al señor mismo.
Ocuparnos en nuestra responsabilidad divina de enseñar sistemáticamente la palabra de Dios, a fin de formar la imagen de Cristo en todo creyente y alcanzar juntos la madurez espiritual.
Desarrollar y fomentar los lazos fuertes de unidad cristiana en la familia y en la iglesia, que den testimonio de nuestro cambio en Cristo a la comunidad, tal como él lo estableció, a través de eventos y programas bíblicos permanentes.
LOS PROPOSITOS DE NUESTRA IGLESIA
Dios podría salvar a todo creyente y llevarlos inmediatamente al Cielo, pero no lo hace así, eso se debe a que Él tiene propósitos para que estos lo hagan realidad.
Funcionar bajo el gran mandamiento y la gran comisión para su crecimiento y el cumplimiento de su misión en el mundo (Mateo 22:37-40; 28:19-20)
Nuestra iglesia existe para amar a Dios y a las personas, como Dios nos ama a nosotros.
Nuestra iglesia existe para traer personas a Cristo y a la comunión de la Iglesia, por medio del evangelismo, el bautismo y ayudarles a crecer espiritualmente.
Que Jesucristo sea perfeccionado en la vida de cada uno de los miembros (Efesios 4:11-16).
El proposito de Dios para cada miembro de la iglesia es que cada día se parezca más a Cristo (Romanos 8:29).

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